miércoles, 17 de abril de 2013

Lirica I.




El tenue lienzo y el espectro de la niña.




‘’¡Oh, triste Madison!, desplegas tus alas y ruborizas tus corolas,
Ensuciando tu alma con una despiadada laureola,
Sosteniendo el gris velo que adorna tu cabello,
¡Oh, si hablara de tu cálido cabello!,
Y yo aquí en el suelo, observando como el viento traspasa mis ojos,
Y vuelvo, nado en esta brisa,
En esta frívola y diáfana elegancia,
Y en la noche más fría mis ojos caen hacia vos,
Me hacen volver hacia vos, me hacen nadar en torno a vos,
Me agrada tu silueta, me gusta el señuelo de espejo,
Quee cautiva lo trágico de este ensueño, menesteroso carácter hecho sujeto,
Y así puedo seguir, escribiendo sobre este tétrico lienzo,
Rememorando cada olvido, rememorando aquello que es imposible de dimitir,
¿Pero ven?, aquí lo he hecho, y sigo sucumbiendo una vez más,
¡Oh, triste Madison!, desplegas tus alas y enciendes tus corolas,
Ensuciándome de esta pútrida historia, que he de contar,
Y he de contar en este tétrico lienzo, lúgubre lienzo.’’

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